miércoles, 13 de junio de 2012

SÍNDROME DEL OLOR A PESCADO PODRIDO


Si vale….lo entiendo…es normal…

La gente se suele apartar de mi, cuando llego a algún lugar me miran raro y es que me dan ganas de decirles ¡Vale! Lo se, apesto hablando claro!

Si… no son palabras lo más políticamente correctas pero es que tras tantos año de repetir una y otra vez la misma canción de mi problema me dan ganas de decirlo.

Os explico porque estaréis un poco perdidos/as todos/as lo que estéis leyendo esta entrada…

Mi nombre es Juan, tengo 23 años, todos pensareis que soy eso, un semiadulto (como yo digo) que está entrando en la edad de pensar en su futuro, un cochecito, una casa, currar y levantar el país. Pues si, no os equivocáis si no fuera por un pequeño e insignificante problemilla..

HUELO A PESCADO PODRIDO!

Al principio, cuando era pequeño, no le daba importancia aunque notaba como los niños no querían casi nunca jugar conmigo, notaba como en clase se peleaban… ¡pero por no sentarse a mi lado!

He ido creciendo del modo más normal que mi problema me ha permitido, solo he tenido una novieta, por llamarlo de alguna manera claro…que creo que estuvo conmigo por un poco de lástima… nunca he tenido un trabajo porque: los clientes no aguantan mi olor (literal).

Si tengo limitaciones para estas dos cosas tan importantes para mi como son el trabajo y formar una familia, creo que tengo un problema.

Esta enfermedad la padecemos uno de cada 200.000 personas…¡me ha tocado la lotería!

Todas las personas que padecemos esta enfermedad desprendemos un fuerte olor a pescado podrido, que, en ocasiones o dependiendo de la persona, el olor se puede llegar a asemejar a basura, materia fecal, orina, huevo podrido…

Este olor no lo podemos eliminar, así que ¡¡¡no os creáis que no  nos duchamos!!! Aunque si que tenemos que tener en cuenta que este olor se acentúa cuando ingerimos alimentos con un alto porcentaje en colina.

El problema radica en un fallo en el sistema oxidante del hígado que provoca este olor que es desprendido por la sangre, las secreciones, el aliento y la orina.

Como cada uno (aunque hablemos de mal olor) somos diferentes, también los olores y la intensidad de estos cambia y la causa es hereditaria, así que si llego a formar el futuro que deseo, espero que mis hijos nazcan con un olorcito que den ganas de comérselos!!

Aquí podeis ver la experiencia de varias personas que sufren este síndrome:

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