SÍNDROME DEL OLOR A PESCADO PODRIDO
Si vale….lo entiendo…es normal…
La gente se suele apartar
de mi, cuando llego a algún lugar me miran raro y es que me dan ganas de
decirles ¡Vale! Lo se, apesto hablando
claro!
Si… no son palabras lo más
políticamente correctas pero es que tras tantos año de repetir una y otra vez
la misma canción de mi problema me dan ganas de decirlo.
Os explico porque estaréis un
poco perdidos/as todos/as lo que estéis leyendo esta entrada…
Mi nombre es Juan, tengo 23 años,
todos pensareis que soy eso, un semiadulto (como yo digo) que está entrando en
la edad de pensar en su futuro, un cochecito, una casa, currar y levantar el
país. Pues si, no os equivocáis si no fuera por un pequeño e insignificante
problemilla..
HUELO A PESCADO PODRIDO!
Al principio, cuando era pequeño,
no le daba importancia aunque notaba como los niños no querían casi nunca jugar conmigo, notaba como en clase se
peleaban… ¡pero por no sentarse a mi lado!
He ido creciendo del modo más
normal que mi problema me ha permitido, solo he tenido una novieta, por llamarlo de alguna
manera claro…que creo que estuvo conmigo por un poco de lástima… nunca he
tenido un trabajo
porque: los clientes no aguantan mi olor (literal).
Si tengo limitaciones para estas
dos cosas tan importantes para mi como son el trabajo y formar una familia,
creo que tengo un problema.
Esta enfermedad la padecemos uno
de cada 200.000 personas…¡me ha tocado la lotería!
Todas las personas que padecemos
esta enfermedad desprendemos un fuerte olor a pescado podrido, que, en
ocasiones o dependiendo de la persona, el olor se puede llegar a asemejar a basura, materia fecal, orina, huevo podrido…
Este olor no lo podemos eliminar,
así que ¡¡¡no os
creáis que no nos duchamos!!!
Aunque si que tenemos que tener en cuenta que este olor se acentúa cuando
ingerimos alimentos con un alto porcentaje en colina.
El problema radica en un fallo en
el sistema oxidante del hígado
que provoca este olor que es desprendido por la sangre, las secreciones, el
aliento y la orina.
Como
cada uno (aunque hablemos de mal olor) somos diferentes, también los olores y
la intensidad de estos cambia y la causa es hereditaria, así que si llego a formar el futuro que deseo,
espero que mis hijos nazcan con un olorcito que den ganas de comérselos!!
Aquí podeis ver la experiencia de varias personas que sufren este síndrome:
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